Todo queda en familia

CHEMA VERA. No recuerdo, en mis 25 años de existencia, tantos lazos familiares dentro del mundo del deporte como vamos a vivir en este Mundial. Todos conocemos el caso de las hermanas Williams en el tenis o el de los gemelos de Boer en el fútbol y también carreras profesionales padre- hijo cruzadas en sus caminos como las de Johan y Jordi Cruyff o, sin ir más lejos, la vivida este año en el Getafe entre Michel y su hijo Adrián González, pero lo de Sudáfrica va a ser un caso paranormal, ya que, aparte de ser un Mundial exótico y atípico, será muy familiar.

Se van a reunir cinco parejas de hermano: los Touré en Costa de Marfil, los Nakamura en Japón, los Palacios en Honduras, Los Barreto en Paraguay y el caso más estrambótico de todos que revelaremos más adelante...



También hay un par de casos en los que el padre, como seleccionador, ha depositado plena confianza en su descendiente: Bob Bradley, entrenador de EEUU ha convocado a su hijo Michael para que el emergente fútbol norteamericano llegue a sus cotas más altas. O el caso de Vladimir Weiss, que también se ha llevado con él a su vástago, del mismo nombre, para que Eslovaquia haga un papel digno. E incluso encontramos un par de suegros que han confiado en sus yernos para alcanzar la ansiada Copa del Mundo: es el caso de Maradona con el Kun Agüero y del seleccionador holandés Van Maarwijk, que cuenta con el veterano Van Bommel para llevar la manija de la 'Naranja Mecánica'.

Pero la cosa no queda ahí... también hay un par de parejas de primos, sí, como lo leen, unos en Camerún que son Rigobert y Alexandre Song y otros más curiosos todavía en Eslovenia, Samir y Jasmin Handanovic, ambos porteros. ¡Vaya familia más segura!